El público pedía a Cristiano Ronaldo, imploraba por verlo en la cancha, pero el que hacía los goles era su reemplazante. Cuánta razón tuvo el técnico Fernando Santos cuando dejó a CR7 en el banco y qué bien lo retribuyó Goncalo Ramos, autor de un hat-trick y gran figura junto al talentoso Joao Felix. El cierre de los octavos de final fue un paseo portugués, un 6 a 1 que lo fortalece con miras a ese cruce con Marruecos que pocos pronosticaban antes de la Copa. No por Portugal, sino por los norafricanos.
Pues bien, con las cosas totalmente definidas, Cristiano tuvo sus 20 minutos y no encontró muchas chances de lucirse. Hasta le anularon un gol por off-side. A esa altura Suiza sólo quería que el partido se terminara rápido. Estaba definido desde el arranque del segundo tiempo, cuando Ramos marcó el tercero para frustrar cualquier clase de reacción que el rival intentara ensayar. Portugal jugó a sus anchas en el estadio Lusail, con mucho espacio para manejar la pelota y armar sus ataques. Le sobran jugadores de buen pie y cuando acelera puede ser temible.
Y eso que no había pasado mucho en la noche de Doha cuando se abrió la historia. La gente, aburrida, empezaba a hacer la ola cuando Ramos capturó la pelota en el área y la clavó en el ángulo con un zurdazo. Ibán 16 minutos. Un cuarto de hora más tarde, un córner lanzado desde la derecha le cayó al interminable Pepe. El capitán dio un salto prodigioso y cabeceó al gol. Demasiado sencillo para los portugueses. Suiza no era ni por asomo ese equipo punzante que había sacado del Mundial a Serbia. Bien marcado Embolo, impreciso Shaqiri, le costó mucho llegar con peligro. Y en defensa hizo casi todo mal. Hasta que se desplomó por completo.
Los portugueses bailaron al ritmo de Joao Félix, el flaquito que juega en puntas de pie y siempre gambetea para adelante. Además es un muy buen asistidor. Bruno Fernandes y Bernardo Silva sostuvieron el ida y vuelta, y la dupla Otavio-William controló la mitad de la cancha. Con esa estructura, más la columna que representa Pepe desde atrás, Portugal exhibe credenciales suficientes como para meterse en la pelea grande. Además tiene recambio: guardó a Leao, gran figura del Milan, hasta el minuto 88 y el delantero completó su parte con un gol precioso, enganchando en el área y colocando la pelota lejos del arquero.
Suiza había armado un par de aproximaciones en el primer tiempo. Una de ellas, de tiro libre, exhibió una gran atajado de Diego Costa. El gol de Ramos cuando nacía la segunda parte le supuso un cross de nocaut. El 9 de Benfica anticipó a la marca en el borde del área chica y venció a Sommer con un toque preciso. Después Guerreiro apareció por sorpresa en una trepada desde el lateral para anotar el cuarto y Ramos cerró su noche soñada con otra definición del manual del buen centrodelantero. Poco antes, el descuento suizo de Akanji, a la salida de un córner, decoraba el resultado.
¿Cuál es el techo de Portugal? Es un caso similar al de Países Bajos, se lo vio tan mejorado respecto de la fase de grupos que obliga a considerarlo de otra manera. Si Brasil había apabullado a Corea del Sur el lunes, lo de los portugueses contra la desnortada Suiza fue más bien una trituración. No son muchos los que se sellan la clasificación a los cuartos de final de un Mundial marcando seis goles.